martes, 7 de mayo de 2013

Fat Kid Rules The World o la búsqueda del Nirvana sin matarte en el intento

Mathew Lillard, sin fantasmas de por medio o malos dibujos animados, nos lleva de la mano por el submundo a veces absurdo, a veces intenso, de los adolescentes desarrollando sino con exquisitez sí con grandes aciertos el libro homónimo de K.L. Going. Nuestra primera imagen es la de un obeso casi - suicida, Troy Billings (Jacob Wysocki) que hastiado de la insulsez de su vida decide ponerle fin.

Este es el punto de quiebre para que aparezca un joven Kurt Kobain para traerlo a la tierra nuevamente. No exagero con esta comparación, Marcus (Mathew O'Leary), es un autodestructivo genio del neo punk que, a pesar de su juventud, se ha grabado su propio nombre dentro de las filas musicales underground del momento. A pesar de esto su nivel de autodestrucción es tan grande que su propia banda no lo soporta y decide botarlo. Es también este el momento en el que se encuentra con Troy a punto de suicidarse.

Dos puntos divergentes del suicidio y de la vida misma, más allá de la manida frase "los opuestos se atraen" la opera prima ( si descontamos el cortometraje "Home come soon", de buena recepción en la crítica) Lillard realmente muestra un verdadero talento para superar obstáculos como un comienzo algo lento para llegar a un trepidante final que, a pesar de todo, no lo voy a contar.

Efectivamente Troy es "un muchacho más", madre muerta, mayor de dos hijos, padre exigente aunque un poco sospechosamente comprensivo (Billy Campbell), solamente se relaciona con los demás a través de sus videojuegos, sin un verdadero amigo y canalizando su frustración en la comida de la que ingiere grandes cantidades diarias.

Por su parte Marcus, abandonó el colegio, al que acude en busca de comida únicamente, con una madre ausente y un padrastro abusador, solo encuentra consuelo en el uso desenfrenado de drogas, la única salida que encuentra es cuando está en un escenario y su dolor y abandono desaparecen porque su rabia sale en explosiones atómicas que despedazan a los oyentes.

Lo que más agrada es la música, como esta conecta  a los Personajes y sirve de cordón umbilical narrativo subyacente. Aparece cuando debe aparecer pero, realmente permea toda la película. No es una "Young Adult Movie", no me gustan las calificaciones, es una película que permite realmente disfrutar dos accesos a la realidad y permite, igualmente, llegar a conclusiones sobre la vida y la forma como la enfrentamos. Es, si tengo que darle algún tipo de etiqueta, una especie de película sobre los "ritos de paso" contemporáneos, alejados de toda espiritualidad falsa y centrados en cuando realmente te consideras un adulto.

Dos escenas para mi memorables están interconectadas por el protagonista, su batería (por qué todos los bateristas supuestamente no son normales?) y su reacción ante los espectadores. La primera cuando acude a su primera puesta en escena y Marcus acude en tal estado de "elevación" que no puede realmente concatenar palabra lógica alguna y el pobre Troy saca todo lo que tenía en su vientre, literalmente..., la segunda la escena final. Ustedes lo decidirán. Ahora los dejo con el Trailer de la peli y los espero ver, nuevamente, en 4o Bar este jueves a las 8:00 p.m.










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